La pascua es el misterio de la muerte y la vida. La familia que habitualmente no dialoga, deja que se muera el amor. Resucitar la comunicación en familia es una muy buena manera de prepararse a la pascua.
Lectura: Jn 1,1.
Celmira e Ivan realizaron la lectura del santo evangelio según san Lucas (15, 1-3.11-32):
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos: «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»
Jesús les dijo esta parábola: «Un hombre tenía dos hijos; el menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte que me toca de la fortuna.” El padre les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, emigró a un país lejano, y allí derrochó su fortuna viviendo perdidamente. Cuando lo había gastado todo, vino por aquella tierra un hambre terrible, y empezó él a pasar necesidad. Fue entonces y tanto le insistió a un habitante de aquel país que lo mandó a sus campos a guardar cerdos. Le entraban ganas de llenarse el estómago de las algarrobas que comían los cerdos; y nadie le daba de comer. Recapacitando entonces, se dijo: “Cuántos jornaleros de mi padre tienen abundancia de pan, mientras yo aquí me muero de hambre. Me pondré en camino a donde está mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo: trátame como a uno de tus jornaleros.” Se puso en camino adonde estaba su padre; cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió; y, echando a correr, se le echó al cuello y se puso a besarlo. Su hijo le dijo: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.” Pero el padre dijo a sus criados: “Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo; celebremos un banquete, porque este hijo mío estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.” Y empezaron el banquete. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando al volver se acercaba a la casa, oyó la música y el baile, y llamando a uno de los mozos, le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: “Ha vuelto tu hermano; y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado con salud.” Él se indignó y se negaba a entrar; pero su padre salió e intentaba persuadirlo. Y él replicó a su padre: “Mira: en tantos años como te sirvo, sin desobedecer nunca una orden tuya, a mi nunca me has dado un cabrito para tener un banquete con mis amigos; y cuando ha venido ese hijo tuyo que se ha comido tus bienes con malas mujeres, le matas el ternero cebado.” El padre le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo: deberías alegrarte, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha revivido; estaba perdido, y lo hemos encontrado.”»
Celmira e Ivan desde el primer capitulo de San Juan, versículo 1 "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios", nos regalaron su reflexión: El Señor no hace ninguna distinción o accesión a ningún ser humano a pertenecer a su reinado o su comunidad cristiana, todos tenemos los mismo derechos y el viene a salvarnos a todos, no importa cual sea nuestra condición.
Hemos venido reflexionando desde cada domingo de Cuaresma, que el Señor quiere que volvamos a él, confiemos, respetemos su palabra para que nada nos falte en nuestros hogares y principalmente en nuestra familia cristiana.
Al final de la encuentro la pareja promotora solicitó encender la vela de la Corona de Cuaresma para agradecer a cada una de los miembros del equipo básico su entusiasmo para iniciar la celebración de la Pascua en cada uno de nuestros corazones, pero principalmente por cada familia en nuestra Diocesis, en la ciudad de Santa Marta que tienen necesidades y requieren de la presencia de nuestro Señor en sus hogares, que esta vela se encienda en cada familia samaria para que llegue a cada miembro la luz del Señor y aleje las sombras del mun
Gracias Hermanos Elvia y Andres por su hospitalidad, a Celmira e Ivan, Maria Isabel y José, y Gloria y Cesar por su participación en este bello encuentro, que ha permitido nacer en nuestros hogares la Corona de Cuaresma. Nos vemos en el próximo encuentro en el Hogar de Gloria y Cesar..