La mujer sufre dolores de parto pero luego su corazón se alegra al ver el fruto de sus entrañas. Los padres son capaces de todo por amor a sus hijos, pero reciben de ellos las mayores satisfacciones. Es el misterio de la muerte queda vida. Es el misterio pascual.
Lectura: Jn 16,21-22.
La reflexiòn del quinto domingo de Cuaresma la realizaron Gloria y Cesar sobre el evangelio según San Juan 8, 1-11:
Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.
Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?" Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acuasarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en
la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.", e inclinándose de nuevo, escribía en la
tierra.
Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.
Incorporándose Jesús le dijo: "Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?"
Ella respondió: "Nadie, Señor." Jesús le dijo: "Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más."
Gloria y Cesar, con el apoyo de su higa Ana Milena realizaron la lectura de Jn 16,21-22: "Cuando la mujer está para dar a luz, tiene aflicción, porque ha llegado su hora; pero cuando da a luz al niño, ya no se acuerda de la angustia, por la alegría de que un niño haya nacido en el mundo. Por tanto, ahora vosotros tenéis también aflicción; pero yo os veré otra vez, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo".
Reflexión: Los padres nos alegramos por el nacimiento de los hijos, igual nuestro Señor que nos envío a su hijo y su madre padecio los mismo dolores de una mujer en parto, sin embargo más importante es su resurreción porque deja claro que si lo seguimos a El tendremos vida eterna.
Los Hijos son los tesoros más incalcubles que nos entrega Dios, por eso debemos cuidarlos, protegerlos y levantarlos con el máximo de valores, con el fin que en el mañana ellos hagan lo mismo con sus propios hijos.